Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Crónicas 26, 8-22

8 Los ammonitas pagaron tributo a Ozías, y su fama llegó hasta la
frontera de Egipto, porque se había hecho sumamente poderoso.

9 Ozías construyó torres en Jerusalén sobre la puerta del Angulo,
sobre la puerta del Valle y en el Angulo, y las fortificó.

10 Construyó también torres en el desierto y excavó muchas cisternas,
pues poseía numerosos ganados en la Tierra Baja y en la llanura, así como
labradores y viñadores en las montañas y en los campos fértiles, porque le
gustaba la agricultura.

11 Ozías tenía un ejército que hacía la guerra; salía a campaña por
grupos, conforme al número de su censo hecho bajo la vigilancia de Yeiel
el escriba, y Maaseías el notario, a las órdenes de Jananías, uno de los jefes
del rey.

12 El número total de los jefes de familia era de 2.600 hombres
esforzados.

13 A sus órdenes había un ejército de campaña de 307.500 hombres,
que hacían la guerra con gran valor, para ayudar al rey contra el enemigo.

14 Ozías proporcionó a todo aquel ejército en cada una de sus
campañas escudos y lanzas, yelmos y corazas, arcos y hondas, para
tirar
piedras.

15 Hizo construir en Jerusalén ingenios inventados por expertos, para
colocarlos sobre las torres y los ángulos y para arrojar saetas y
grandes
piedras. Su fama se extendió lejos, porque fue prodigioso el modo
como
supo buscarse colaboradores hasta hacerse fuerte.

16 Mas, una vez fortalecido en su poder, se ensoberbeció hasta
acarrearse la ruina, y se rebeló contra Yahveh su Dios, entrando en
el
Templo de Yahveh para quemar incienso sobre el altar del incienso.

17 Fue tras él Azarías, el sacerdote, y con él ochenta sacerdotes de
Yahveh, hombres valientes,


18 que se opusieron al rey Ozías y le dijeron: «No te corresponde a ti,
Ozías, quemar incienso a Yahveh, sino a los sacerdotes, los hijos de Aarón,
que han sido consagrados para quemar el incienso. ¡Sal del santuario
porque estás prevaricando, y tú no tienes derecho a la gloria que viene de
Yahveh Dios!»

19 Entonces Ozías, que tenía en la mano un incensario para ofrecer
incienso, se llenó de ira, y mientras se irritaba contra los sacerdotes, brotó
la
lepra en su frente, a vista de los sacerdotes, en la Casa de Yahveh, junto al
altar del incienso.

20 El sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes volvieron hacía él
sus ojos, y vieron que tenía lepra en la frente. Por lo cual lo echaron de allí
a toda prisa; y él mismo se apresuró a salir, porque Yahveh le había herido.

21 El rey Ozías, quedó leproso hasta el día de su muerte, y habitó en
una casa aislada, como leproso, porque había sido excluido de la Casa de
Yahveh; su hijo Jotam estaba al frente de la casa del rey y
administraba
justicia al pueblo de la tierra.

22 El resto de los hechos de Ozías, los primeros y los postreros, los
escribió el profeta Isaías, hijo de Amós.